29.11.09

El hombre que no asistió al bautizo de su propio libro

[ Extracto de la semblanza de Leandro Varanda publicada por El Librero en su edición de octubre ].

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El autor de El famoso caso de las cartas de Lucas Meneses, una curiosa noveleta epistolar en pleno siglo XXI, sigue sin aparecer a pesar de que su debut editorial ha sido aplaudido por varias personalidades de la literatura nacional e internacional.

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"...Ya que en la contratapa del libro Boris Muñoz, Leonardo Padrón y el español Kiko Amat le dedican varios elogios a su obra pensé que ellos serían el mejor camino, pero lo cierto es que ninguno lo conoce personalmente y a los tres los contactó desde correos electrónicos diferentes que en la actualidad rebotan cualquier e-mail que se les envíe. Luego de una semana de esfuerzos estériles en Barcelona seguí la pista de una persona que aparece citada en el libro, un viaje que me llevó a Guanta y de ahí a Boca de Uchire, a una casa desgastada por el salitre en la que una persona que prefiere mantenerse en el anonimato me dio, temblorosa,  un número telefónico.

Esa noche me enteré de que en una librería caraqueña Meneses había vuelto a hacer de las suyas al no aparecer en el bautizo de su propia noveleta (¿para qué bautizar un libro cuando va ya por su tercera edición?). Dicen que al llamarlo  a la mesa donde estaban exhibidos los ejemplares no hubo respuesta, un episodio que fue reseñado en la página web panfletonegro. Motivado por ese episodio lo llamé a la mañana siguiente, a comienzos de julio, y pude hablar con él, o con el personaje que se ha inventado, o con quien sea que se hace llamar Lucas Meneses. Me invitó a su mansión en el Tigre, anoté la dirección y tomé la carretera hacia allá, que sigue en las mismas malas condiciones de siempre, sobre todo en los primeros 20 kilómetros a la salida de Boca de Uchire. A estas alturas no les sorprenderá saber que no existía mansión alguna en esa dirección, pero yo, que estoy dentro de esta historia, no advertí la posibilidad.

De regreso en Barcelona volví a llamarlo y pactamos un nuevo encuentro, esta vez en un restaurant de la ciudad. Me extrañó que me pidiera mi dirección de correo electrónico si nos íbamos a ver en un par de días. Durante esa segunda conversación telefónica insistió en que no era el hijo de Sofía Ímber, como también se ha comentado en Internet, y se excusó por el engaño de la mansión en El Tigre arguyendo que desde la publicación de El famoso caso... ha permanecido escondido en una suerte de guarida costera...".

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